miércoles, 12 de marzo de 2014

Entiéndeme

Cuando me siento decepcionada y me encierro en mí misma reflexiono sobre si tengo razones para sentirme de esta manera o no.

¿Cuántas veces hemos esperado algo de alguien que no ha llegado nunca? Bueno... Quizá sí que ha llegado, pero a su manera. O quizá teníamos las expectativas demasiado altas y nos sentimos frustrados por no llegar al nivel esperado. Ay... la frustración... por desgracia, aunque también por suerte, nuestra compañera de viaje.

Las expectativas, las opiniones, los ideales, las imágenes, las vivencias... la realidad, es algo muy personal consecuencia de las percepciones de cada uno. Tan personal es, que lo construímos nosotros mismos dependiendo de nuestra historia, de nuestra vida pasada. Recorridos distintos, con vivencias diferentes, con opiniones contrarias sobre situaciones variadas. Tú no vas a pensar lo mismo que yo, yo no lo voy a ver igual que tú... o quizá si, quien sabe. ¿Lo sabes tú? ¿Quién tiene la razón sobre algo? Todo depende de los ojos que lo miren, de la mente que lo perciba.

Si esperas algo excepcional de alguien... ¿Por qué crees que lo recibirás? ¿Te lee la mente? Quizá deberías decírselo, quizá deberías pedírselo. No dejes que lo adivine, porque si no lo hace...Ahí vienen: decepción, frustración. Y si decides no decirlo, dejarlo en el aire para ver si, con suerte, esa persona te da lo que esperas, si lo recibes ¡bravo! Y si no, acéptalo. Acepta que no todo el mundo es como tú, que lo das todo por los demás. Aunque... ¿Es que la otra persona no lo da todo? Según ella, quizá si. Diferentes interpretaciones, diferentes vidas, diferentes realidades.

Si algún día te sientes decepcionado por alguien, sea familiar, amigo, pareja o conocido, antes mira por qué te sientes así. Párate a pensar que quizá la otra persona está dando más de lo que tú crees, está dando lo que puede. Puede que tú te entregues más, puede que lo sepas demostrar más, pero eso no significa que no te quieran. Hay muchas maneras de demostrarlo y cada uno tiene la suya, aprende a entenderlas, aprende a interpretarlas. Sigue ayudando a los demás, sigue viéndoles, sigue queriéndoles a tu manera, que ellos lo harán a la suya. Y si de verdad les importas, no te decepciones, que te lo harán saber.







2 comentarios:

  1. Muy buena reflexión y muy cierta! la mente humana que complicada y secreta es... solo nosotros creemos entendernos o quizás ni nosotros mismos nos entendemos... y la frustración y desilusión que sentimiento tan odioso...de ahí la necesidad de la educación emocional, tendría que ser la base de la educación de los más pequeños para que así puedan gestionar mejor sus emociones y entender mejor a los otros.

    Muy buen post!! Adelante!

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  2. Muchas gracias por tu comentario! Totalmente de acuerdo con tu opinión sobre impartir psicología emocional desde peques

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