domingo, 26 de enero de 2014

Siempre salta un cojo

Sí, está muy bien que opines, tienes todo el derecho. 10% frustración. 20% frustración. 30% frustración. 40% frustración. 50% frustración. Que se calle, por favor. 60% frustración. 70% frustración. 80% frustración. 90% frustración. 100% frustración. 110% frustración. 120% frustración… ¿Histeria? Sht, aguanta.

Las personas tendemos a hablar y hablar sin pararnos a pensar un momento en lo que vamos a soltar por nuestra boquita. Unos piensan menos que otros, eso sí. Pero es que no es solo eso, se AFIRMA lo que se dice asegurando completamente algo que ni se ha pensado antes. Y si en una discusión, por suerte, te das cuenta de que el otro tiene la razón, y no tú, en vez de callarte o reconocer tu error… sigues hablando, sigues discutiendo, aun sabiendo que estás defendiendo una postura que ni tú te crees. ¿Así solucionas la frustración de sentirte equivocado?

La humildad es la base del crecimiento personal. Reconocer tus propias limitaciones y dejar que otros te enseñen te hace avanzar, te hace aprender, te deja crecer. No tienes que sentirte frustrado si alguien sabe más que tú sobre un tema, no te preocupes, porque tú sabrás más de otro. Un ingeniero puede explicarle a un psicólogo cómo se levanta del suelo un avión o cómo flota un barco y  el psicólogo le puede explicar al ingeniero cómo funcionan las emociones. Pero todo esto se puede llevar a cabo si no estás en el lado del sabelotodismo.

La frustración también te ayuda a crecer. De hecho, si no tuviésemos pequeñas frustraciones ya desde pequeños, creeríamos que el mundo es nuestro, que podríamos hacer lo que nos viniese en gana. Creeríamos tener la razón absoluta, porque nunca nos la habrían quitado. Por ejemplo, unos padres permisivos. “Mamá, ¿puedo ir al parque?” “¡Pero si no has hecho los deberes!” “Ya… mmm… pero es que quiero despejarme primero, así luego los haré mejor…” “Ah ¡claro que si hijo! Pues luego los haces”. En este caso, el niño no se ha frustrado, porque ha conseguido lo que quería, ir al parque y no hacer los deberes. Si su madre le hubiese obligado a hacer sus tareas primero, el niño se habría frustrado sí, pero se le habría quedado grabada una lección de responsabilidad. La crisis entre su deseo y su obligación habría quedado resuelta una vez hechos los deberes y habría disfrutado más de su deseo.


Entonces, si vamos combinando la humildad y la frustración a lo largo nuestras vidas, la facilidad para avanzar y aprender será mayor. ¿No tienes razón en algo? ¿No sabes algo? FRÚSTRATE: enfádate contigo mismo, grita, patalea. Pero luego acéptalo, reconócelo y se HUMILDE, crece.

"La humildad es la base y fundamento de todas virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea." Cervantes.

2 comentarios:

  1. Cierto es Miriam! Y el que no es humilde cree que el mundo esta hecho para si mismo y no calla cuando hay que escuchar.
    Las pequeñas frustraciones nos hacen aprender y crecer cada día. No necesitamos saberlo todo! Sabes que? Prefiero ser feliz que tener razón! Besos!!

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  2. Yo también prefiero ser feliz, Lourdes :) Gracias por comentar mi post! un besazo !!!!!!

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